“Todo estaba en penumbra, un hombre tocaba piano en la sombra, y los pocos clientes que había eran parejas de enamorados. Esa tarde supe que si no fuera escritor, hubiera querido ser el hombre que tocaba el piano sin que nadie le viera la cara, solo para que los enamorados se quisieran más”.
Estas palabras las pronunció Gabriel García Márquez según
contó su hermano Eligio cuando le preguntaron qué hubiera querido ser,
de no ser escritor. Un pianista anónimo, de cara invisible, en un café
de Zurich, pero con el enorme poder de traspasar sentimientos, de
fortalecer emociones y hacer que aquellos que lo escuchen se amen más.
Y es que ese, es uno de los poderes de la Música: fortalece, agranda, alienta y genera las emociones.
La Música llega hasta lo más profundo de nuestro ser, y es capaz de trasformarlo.
En ocasiones este poder se utiliza para cosas sublimes; como
enamorarse, en otras para cosas terribles; se ha llegado a usar para
torturas. Pero hoy hablaremos de la parte más positiva de todo esto.
Desde que nacemos la Música nos ayuda a canalizar nuestras emociones.
Los bebés se tranquilizan al ritmo
acompasado y suave de las nanas, reaccionan y se alegran al oír la voz
cantarina de sus padres.
Cuando los niños ya son un poco más
mayores, es muy frecuente utilizar canciones y cantinelas para
establecer rutinas, para crear hábitos. Por medio de la Música los pequeños fortalecen su sentimiento de pertenencia al grupo
de la clases, a su familia y se sienten pletóricos cantando a voz en
grito o susurrando las últimas palabras de cada frase de la canción.
A lo largo de toda la etapa educativa a través de la Música podemos estrechar el vínculo con nuestros hijos; si
somos observadores podemos adivinar sus sentimientos por lo que
tararean, o por la Música que les llama la atención. Podemos ayudar al
tímido a expresarse y al nervioso a concentrarse.
Durante la adolescencia la Música suele jugar un papel fundamental,
es la que eligen ellos y la que les sirve para identificarse con sus
iguales, para sentirse partícipes de un grupo. Los niños que han
recibido educación musical, durante esta etapa de la adolescencia suelen
ser capaces de encontrar en la Música un refugio, un signo de
distinción y un orgullo.
Y luego… después, durante la vida adulta, la Música nos hace sentir tantas emociones.
¿Qué pareja de enamorados no tiene su canción? ¿Quién no tiene una
Música que le relaje? O una que le anime y le ponga de buen humor.
Tenemos miles de momentos intensos en nuestra vida asociados a una canción, a una Música, y esto es porque la Música nos hace sublimar las emociones, sean las que sean.
Me encantaría saber qué Música o canción es especial para ti. ¿Te animas a compartirla? Déjanos un comentario, por favor